El decálogo abajo mostrado es completo y resulta difícil aportar ideas nuevas sin abundar en lo dicho. Intentaré incidir en lo que el relato digital puede significar para ambas partes.
De entrada, integrar el uso de la narración digital en el día a día de nuestr@s alumn@s, significa acercar y compartir nuestras inquietudes con los estudiantes. Ello, desde mi punto de vista, aumenta la confianza del alumnado en el profesor puesto que les hace conscientes del compromiso personal del mismo en la mejora del proceso docente.
Por otra parte, la metodología inherente a la ND promueve la autonomía del alumnado, permitiéndole además, desarrollar su propio rítmo de trabajo.
El desarrollo del trabajo colaborativo fomenta lazos afectivos y de confianza entre los participantes y debería aumentar la autoestima ante la consecución de un objetivo común. Conlleva pues, un enriquecimiento personal de los componentes del grupo.
Además, la narración digital involucra a profesor y alumn@s, desarrollando en ambos estrategias y competencias de aula, integrando de modo consciente a los estudiantes en el proceso, al participar directamente en la toma de decisiones.
Todo lo anterior, desde mi punto de vista, además de aumentar la autonomía de l@s alumn@s durante el proceso de aprendizaje, l@s hace más solidari@s e independientes y por tanto más sensibles y preparados para afrontar los retos que la vida les propondrá.
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